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El equipo Campanile salta al terreno de juego

by Marta

Hace 7 años nació Campanile And You. El propósito parecía muy simple: queríamos ser socialmente responsables con nuestros equipos, clientes y colaboradores, a través de acciones concretas. Nos pusimos manos a la obra y en este tiempo el compromiso, los valores, el reconocimiento y el esfuerzo, han formado parte de nuestro día a día. Con temporadas mejores y no tan buenas, con una pandemia por medio y la sombra de la crisis planeando en algunas ocasiones. Mantener nuestro propósito inicial solo ha sido posible porque hablamos de personas colaborando con otras personas. Entre ellas, todas las que forman parte del gran equipo Campanile.

Hoy, el número 7 es el que luce nuestro chef Pablo en la camiseta del equipo de fútbol Campanile, casi, casi, recién nacido, pero con el ADN de los que saben compartir, respetar y divertirse. Por eso, hoy, los protagonistas de nuestro artículo son los jugadores y jugadora del equipo Campanile. Y aunque no están todos los que son, su espíritu es único, por goleada. Pasen y lean.

Son las 3 de la tarde y entra el sol de invierno en el comedor de Campanile Cornellà. Algunas mesas aún están ocupadas por clientes que no parecen querer perderse ese momento de calma. Nuestro primer objetivo es hablar con Pablo, chef y artífice del recién creado equipo Campanile, que a nuestra llegada está ocupado en la cocina.

Nos esperamos en recepción, donde Elisabeth atiende a una familia que acaba de entrar en el hotel.  Mientras la pareja pregunta por el horario del restaurante para cenar pronto, la niña que les acompaña baila ajena a los espectadores.

Saludamos a Laura, que se desliza entre las mesas del restaurante, comprobando que todo está en su sitio. Se acerca una clienta y le ruega si pueden prepararle algo rápido “¿puede ser un bocadillo?”, pide. “Por supuesto”. Debe tener prisa, le pregunta cuánto tardará. “En cinco minutos lo tienes”. Laura desaparece en la cocina.

Intuimos que Pablo puede retrasarse, así que decidimos hablar primero con Cristian, que trabaja en el hotel dando soporte a dirección y comunicación. Él también forma parte del equipo de fútbol Campanile. Nos recibe en su despacho y sus primeras palabras son de reconocimiento: “Pablo es el principal impulsor del equipo y el que se puso al hombro toda la gestión de reunir a los jugadores, que realmente es una complicación. Además de los compromisos que podemos tener, nos vamos lesionando”, reconoce el argentino sonriendo.

“Trabajo aquí desde hace tres meses y montamos el equipo hace unos dos y medio. Yo me inserté directamente.  Cada uno hace su actividad física por separado y nos juntamos una vez a la semana. Tenemos que reorganizarnos porque faltan algunos jugadores. Normalmente buscamos un mínimo de 10 para jugar 5 contra 5. La mayoría son de Campanile, algunos, amigos. Se va echando mano por donde se puede, el fútbol amateur es así.

Yo empecé a practicar hace más de un año y pico, aunque me estaba dejado porque es un deporte de impacto y me lesionaba. Pero cuando se presentó esta oportunidad yo había recién llegado, conocía a muy poquitos y me sirvió para insertarme en el grupo. Luego ya te haces amigo de alguno. Todos tenemos un puesto diferente. Gonzalo, que también juega, está en mantenimiento con Mariano, y Xavi, en recepción, trabaja de noche”.

Esta iniciativa surgida espontáneamente ha tenido una acogida muy positiva por parte de todos. “Me pareció importante meterme en el grupo de esa manera” prosigue Cristian. No coinciden entre ellos ni por horario, ni por puesto. “Fue una punta de lanza para vincularse con los compañeros. Hasta Laura vino a jugar uno de los últimos partidos. La verdad es que fue una casualidad. Estábamos jugando con un balón pequeño en el parking el día que fuimos a Port Aventura, pasó e hizo demostración de sus habilidades así en un minuto, y jugamos. Juega muy bien.”

La salida de Port Aventura es una de las actividades lúdicas de cohesión de equipo que se realizan en Campanile a lo largo del año. En otras ocasiones la formación, el bienestar y la mejora personal y profesional han sido el motivo para reunirse y compartir experiencias, para conocerse mejor y descubrir en qué coinciden, no solo como profesionales sino también como compañeros.

Lucas, director del hotel, se encargó de la gestión de las camisetas de fútbol. “Cuando vio que el equipo estaba armado y había cierta continuidad, entre él y Pablo decidieron que debíamos lucir una camiseta. Eso hace un poco la mística, el juego, nos hace sentirnos profesionales. Para mí, no deja de ser un juego, un espacio lúdico. Y no solo para divertirnos durante el partido, en el momento de la cancha, sino antes y después, durante el traslado, el viaje…”

En el momento que reúnen jugadores suficientes entre compañeros de trabajo y amigos, no se lo piensan dos veces, ya se lanzan al juego.

Mariano, el siguiente entrevistado, está a punto de entrar en su turno de tarde. Hace unos meses cambió los fogones de la cocina por las herramientas de mantenimiento, su auténtica vocación. Su experiencia y valoración del equipo de fútbol son similares a las de Cristian: “Entraron chicos en la plantilla, éramos un par de argentinos a los que nos gusta jugar a fútbol y se sumaron dos españoles más. Y tuvimos por primera vez la posibilidad de juntarnos bastante gente como para jugar un partido y pasar un rato agradable. En el hotel somos 5 o 6 los que solemos participar de manera habitual. Nos gustaría jugar una vez por semana, pero no siempre llegamos a reunir bastante gente. Por eso intentamos echar partidillos contra otros equipos tipo desafío, simplemente para pasar un buen rato. Cuesta ser 10 jugadores. Depende mucho de los trabajos, las lesiones o el frío. En Argentina jugamos todos, yo he jugado siempre, es lo típico de mi país.”

Mariano es hincha del River Plate, pero confiesa que, en España, es del Sevilla. Aunque ya han ganado dos partidos, para él el resultado es anecdótico. “Cuando jugamos entre nosotros en realidad salimos a correr un poco, a hacer ejercicio, buscamos relacionarnos, terminar el partido, tomar una cervecita, pasar el rato, conocernos fuera del ámbito laboral. Hasta hemos hecho una barbacoa”. Ahora ya son 4 argentinos en el equipo, y a pesar de que les resulta complicado participar en alguna liguilla, se están informando de una que tendrá lugar en los próximos meses en Hospitalet, “y nos pilla cerca”, valora Mariano. Aunque no recurre mucho a las cábalas futbolísticas, reconoce que, como la mayoría de los argentinos, utiliza los cuernos con los dedos índice y meñique para “intimidar”.

Pablo casi ha finalizado el turno y nos recibe en la cocina ya ordenada y recogida hasta la hora de la cena. Es el jugador con el número 7 en la camiseta. “Igual va variando” reconoce. Argentino de nacimiento, se considera ciudadano de diferentes nacionalidades. “Llevo más de 15 años en España, casi lo mismo que viví en Argentina”. Múnich fue otro de sus destinos, “pero hace mucho frío, en esta época está nevando”. Se animó a apuntarse porque en la infancia ya jugaba al fútbol “y porque Gonzalo me convenció. Era la manera de integrar los departamentos y de relacionarse con otras personas porque siempre nos cruzamos, pero no nos conocíamos. Luego quedamos para tomar algo. Y se fomenta el buen clima.”

La convocatoria para que la gente se apuntara fue muy simple: “Informamos a través del boca-boca. Como todos pasan a comer por la cocina…”. Pablo es el que motiva y reserva pista. Aunque todos lo consideran artífice del equipo, para él el capitán es Mariano. “Yo tengo muchas ganas de jugar, y siempre que podemos, lo hacemos. Hay otros compañeros que también vienen a animar, aunque no jueguen. Llevamos ya unos 20 partidos y disfrutamos mucho. Y en enero se abre una liga ahí donde jugamos”. A la propuesta de jugar contra otro Campanile en España, o incluso contra alguno del sur de Francia, responde “Nos vamos un fin de semana, no hay problema”. Agradece también la implicación de Lucas “Lo lindo es que nos apoyaron con el tema de las camisetas”. Acaba con dos confesiones: no tiene cábalas, y su club favorito es Boca, “lo contrario de Mariano, es como aquí el Barça y el Madrid”. De los equipos españoles, es del Barcelona.

Laura, con 21 años, es la benjamina y única mujer del equipo. Está trabajando y nos dedica dos minutos. No es una novata en el fútbol. “Había jugado con los amigos y siempre me ha gustado el deporte. Cuando me dijeron que les faltaba una persona, me apunté.” Sus horarios no le permiten jugar tanto como quisiera. “Además de mi turno, hago voluntariado en los Scouts de Sant Boi, pero me gustaría volver a jugar, repetiría la experiencia”.

A modo de juego, planteamos a los jugadores un mini quiz futbolístico:

  1. ¿Qué dos países han ganado en dos ocasiones el mundial de forma consecutiva?
  2. ¿Equipo de Elton John?
  3. ¿Qué equipo sudamericano tiene más copas Libertadores?
  4. ¿Quién falló el penalti decisivo que le dio el mundial a Brasil en el ‘94?

Mariano, con solo un fallo, ha sido el pichichi.

¿Y tú, te atreverías a contestar, sin googlear las repuestas?

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